Estudio Prat Mut Arquitectes

El proyecto consiste en la rehabilitación del local número 10 de la calle Mossèn Bernat Salas de Inca (Mallorca) para ubicar en él nuestro estudio de arquitectura. Se trata de la planta baja de un antiguo edificio situado en el casco histórico de la ciudad que en sus diferentes épocas ha acogido múltiples usos. Los últimos conocidos, desde la década de los 50, son un taller de carpintería, una tienda de artículos de piel y una tienda de ropa junto con el local adyacente con el que conectaba por el interior. De las remodelaciones realizadas, la más importante fue en el año 1960 cuando se construyeron pisos en las plantas superiores.

Este interés por el pasado del edificio y sus actividades previas se convierte en nuestro punto de partida, de modo que la intervención se centra no tanto en añadir una capa más sobre lo existente sino en retroceder en el tiempo para descubrir antiguas trazas y revelar el carácter del lugar como espacio de trabajo.

El estado previo a la rehabilitación es el de una estancia engullida por mobiliario, falsos techos y tabiques interiores. En este sentido, el primer paso fue vaciar y desnudar el espacio para descubrir su materialidad y dimensiones reales. Descubrimos su generosa altura y reabrimos el local a la calle, ya que su fachada se usaba únicamente como escaparate comercial.

Durante el proceso de vaciado y búsqueda de los materiales, detectamos unos desconchones que dejaban entrever un patrón consecutivo de piedras. Al realizar el repicado, descubrimos por sorpresa un antiguo arco ojival totalmente oculto tras el enfoscado. Su estudio junto a un equipo de historiadores y arqueólogos determinó que pertenecía al gótico en Mallorca durante los siglos XIV-XV.

Este descubrimiento reforzó nuestra línea de trabajo, centrada en recuperar la esencia del lugar para ocuparlo conectando con lo que ha sido y no como un lienzo en blanco, lo que supone también para nosotros una manera de entender la arquitectura y de aproximar cada proyecto.

Su pasado como taller artesanal de carpintería y espacio creativo nos llevó a diseñar y fabricar todos los muebles interiores. Desde la cocina que incluye una pequeña escalera que da acceso al altillo preexistente y que por su proximidad al arco y la solemnidad que se experimenta al asomarse, se inspira en los angostos accesos a las partes altas de una catedral. Hasta la mesa, para la cual se reinterpreta un diseño de la colección ‘Autoprogettazione’ de Enzo Mari, modificando sus dimensiones para convertirla en espacio de trabajo para al menos cuatro personas.
Este carácter se manifiesta también en el diseño de la fachada, resultando en un sistema de oberturas siempre cambiantes según las necesidades de privacidad y luz requeridas.

En definitiva, no se trata de un proyecto de imposición de un nuevo uso sino de la recuperación de las cualidades de un espacio vivido donde poder desempeñar nuestra actividad creativa y profesional como un eslabón más en la historia del lugar.